Vamos a acercarnos al estudio de la Sábana
Santa, un lienzo de lino que se conserva en la Catedral de Turín, en
Italia, y que, según todos los indicios, se corresponde con la sábana
(síndone) que
fue utilizada para envolver el cuerpo de Jesús, tras su muerte en la cruz,
y en la que fue depositado en el Sepulcro.
En esta Sábana se pueden apreciar una
serie de “huellas” que nos hablan de modo contundente de los tormentos a
los que fue sometido el cuerpo del crucificado, confirmando con un realismo
aterrador los detalles que nos ofrecen los Evangelios.
Es el Papa Juan Pablo II el que ha seńalado
que la Sábana de Turín es “espejo del Evangelio”. La imagen presente
en la Sábana tiene una relación tan profunda con cuanto narran los
evangelios sobre la pasión y muerte de Jesús que todo hombre sensible se
siente interiormente impresionado y conmovido al contemplarlo.
Tras la resurrección de Jesús los
primeros apóstoles proclamaron el “evangelio”,
la buena noticia: Jesús, el Crucificado, ha resucitado. La Sábana
Santa contiene huellas
de esa
muerte por crucifixión. Pero no sólo eso. Como veremos, ese lienzo
constituye también un testimonio silencioso pero elocuente de la misma
Resurrección de Jesús.
El capítulo 20 del
evangelio de Juan finaliza del siguiente modo:
"Jesús realizó en presencia de los
discípulos muchos signos que no están escritos en este libro. Estos han
sido escritos para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y
para que creyendo tengáis vida en su nombre"
Los contemporáneos de
Jesús pudieron presenciar los numerosos "signos" realizados
por Él. Unos respondieron ante esos signos con la conversión y el
seguimiento; otros, en cambio, permanecieron indiferentes.
Alguien podría pensar que
el hombre moderno, en estos comienzos del siglo XXI, tiene mucho más difícil
el acto de creer, pues ya no se manifiestan ante él aquellos "signos"
que sí pudieron presenciar los que vivieron en tiempos de Jesús.
La Sábana Santa de Turín
es todo un signo de la presencia de Dios en Jesús de Nazaret. Este lienzo es
un testimonio silencioso pero elocuente de su pasión y muerte. Pero no sólo
eso: la preciosa tela constituye también todo un "signo"
de que no todo acabó con la muerte, sino que algo que ha de llenarnos de
gozosa esperanza sucedió en el sepulcro y dejó una huella indeleble en
la tela.
Este itinerario alrededor
de la Sábana Santa pretende suscitar en el visitante la admiración
ante el "signo", de modo que el dudoso comience su personal
proceso de conversión y el creyente pueda afianzar su fe en la resurrección
de Jesús de Nazaret.